1. En el caso de que aún no se haya producido el fallecimiento decidir con antelación qué funeraria va a encargarse de realizar el servicio, comparar calidades, instalaciones y la atención recibida.
2. Si se siente con fuerzas hay detalles que puede ir preparando como las dedicatorias para los arreglos florales, elegir la ropa que le van a poner a la persona fallecida (también existe la opción de poner un sudario que es una sábana de raso), elegir el modelo de féretro en el que descansarán los restos. Decidir en el caso de que se celebre velatorio si el féretro estará abierto o cerrado.
3. Tener en cuenta que entre las 24 y las 48 horas del fallecimiento, el cuerpo debe inhumarse o incinerarse. En el caso de que sea inhumado tener previsto si ya disponen de nicho o se va a comprar un nicho nuevo. Si va a ser incinerado, conviene tener pensado el destino final de las cenizas: Esparcirlas, custodiarlas en el domicilio o depositarlas en un nicho.
4. Decidir quién o quiénes van a contactar con la empresa funeraria, teniendo en cuenta que deberían ser aquellos que se encuentren en mejores condiciones de ánimo para que sus deseos y necesidades sean bien entendidas por los profesionales que les van a atender.
5. Una vez producido el fallecimiento es imprescindible tener a mano el DNI original del fallecido. Será requerido por el Médico para poder certificar la defunción, también es necesaria una copia del DNI del familiar que se hará cargo de firmar la documentación de los servicios funerarios.
6. Valorar si desean celebrar una misa funeral o por el contrario prefieren oficiar una ceremonia laica; Pueden personalizar la ceremonia con la elaboración de algún texto haciendo referencia a la vida de la persona fallecida y acompañarlo por algunas fotos y música que sea del gusto de la familia.